El mapa mental es una herramienta que ayuda a expresar las propias ideas de una manera concreta. Permite también sintetizar información amplia sobre un tema y detectar así sus aspectos fundamentales. De este modo, favorece tanto la comunicación de pensamientos propios como el aprendizaje de conocimientos recibidos a través de diversas fuentes.
También tiene un componente predictivo que puede resultar útil a las personas que trabajan desde un plano creativo, para deducir o predecir las posibles consecuencias de un hecho o soluciones ante un problema.
Cuanto más creativo es un mapa, menos fácil resulta de interpretar. Algunos mapas mentales tienen un estilo muy personal, ya que responden a la particular manera de pensar de quien lo realiza y utilizan palabras clave o asociaciones que pueden ser muy originales.
El uso de mapas mentales ayuda a nuestro cerebro a realizar asociaciones de manera distendida. Si se aplica de forma habitual en el trabajo con los alumnos, les ayuda a organizar y expresar sus ideas, a comprender mejor las que reciben, y a desarrollar el pensamiento crítico y la creatividad para la resolución de problemas.
Cuaquier mapa mental suele contener:
1-Una idea principal, situada en un lugar destacado o central.
2- Temas importantes, que ocupan un lugar secundario.
3 – Subtemas, que se derivan de los anteriores y se sitúan en un plano menor.
Algunas pistas para la creación de mapas mentales
- Partir de una imagen central.
- Variar el tamaño de las letras, ramas e imágenes para indicar una jerarquía.
- No limitar el espacio desde un principio para evitar que se limite también la cantidad de ideas expresadas.
- Pontenciar la asociación, a través de flechas, líneas, colores, símbolos.
- Utilizar palabras clave abiertas a posibles asociaciones y evitar las frases cerradas.
- Hacerse preguntas continuamente para favorecer la creatividad.