Recibo algunas peticiones de personas que aún no han comenzado a utilizar las herramientas del Programa “Aprender a Pensar” del proyecto Savia, pidiendo alguna orientación.
A continuación, ofrezco una introducción breve del sentido de estas herramientas. Pueden utilizarse todas concatenadas, o comenzarse una a una si ello da mayor seguridad.
Una gestión completa constaría de:
Un organizador visual, Por ejemplo, un mapa mental, un cronograma, un diagrama de Venn, etc.
Con esta herramienta puedes ayudarte en la pizarra para dar tus explicaciones. La diferencia es que irá quedando resumido, clasificado, secuenciado, etc. Lo ideal es rellenar estos organizadores no solo con palabra escrita, sino con bastantes iconos y dibujos (si no te sientes cómodo dibujando, pídele a un alumno que le guste, que lo vaya haciendo mientras tú explicas).
Otra opción para utilizar estos organizadores visuales es que los propios alumnos, una vez los hayan aprendido a utilizar con algún ejemplo sencillo, sean quienes los manejen a la hora de leer o haber escuchado la información. Con esto garantizamos que el alumnado se involucra en la tarea de pensar sobre los contenidos y estarán desarrollando un nivel cognitivo más alto que el de la simple memorización.
Lo anterior ya puede ser un uso de estas estrategias. Pero puede verse continuado por:
Un faro de pensamiento, por ejemplo, con evidencias, vasos comunicantes, paso a paso, alternativas y soluciones, etc.
Los faros tienen la misión de dar luz a los alumnos en momentos en los que les toca involucrarse en el aprendizaje. Dar luz, lo concibo como indicarles unos pasos o una sistemática que les favorecerá a la hora de estructurar su pensamiento para generar una solución o resolver un problema. A veces consistirá en aplicar el pensamiento crítico, otras un pensamiento creativo. En todo caso, y normalmente en equipos,estaremos mediando para que lleguen a una elaboración de ideas más organizada y profunda. En todo caso, más personal.
Para finalizar el ciclo de herramientas podemos hacer uso de una de las siguientes:
Estrategias para la metacognición, por ejemplo, un diario del pensamiento, una pasarela de pensaba…pienso, soy tu coach, etc.
Estas herramientas llevan al alumno a pensar sobre sus propios procesos de pensamiento. Es decir, poner su atención en cómo ha hecho las cosas, cómo ha aprendido, cómo ha actuado mientras aprendía…
Puede lograrse a través de una pregunta del tipo: ¿Qué estrategia has utilizado para resolver esta tarea?, ¿te ha funcionado como tú esperabas?, ¿te ha resultado más fácil o difícil que otras estrategias que hubieras utilizado hasta ahora?… O bien, recurriremos a una de las herramientas más completas, que llevan algo más de tiempo pero aseguran mayor trabajo para un fin deseable: la autogestión y autorregulación del propio alumno.
Cualquiera de los tres pasos individualmente, o concatenados en diferentes momentos, conllevarán mayor actividad mental para los alumnos, mayor involucración en el aprendizaje y por ello, mayor comprensión y autonomía.