Nueva entrada en el blog Aprendiendo a pensar en la escuela:
En la anterior entrada definíamos comprensión como «poder realizar una gama de actividades que requieren pensamiento respecto a un tema; por ejemplo, explicarlo, encontrar evidencia y ejemplos, generalizarlo, aplicarlo, presentar analogías y representarlo de una manera nueva». Para ejercitarla es necesario proponer al alumno un tipo de actividad que implique realizar una variedad de tareas que, además de demostrar la comprensión del tema del que se trate, al mismo tiempo la aumenten. Estas tareas son denominadas “desempeños de comprensión”.
Para ayudar a los profesores a idear y planificar estas actividades el proyecto de Enseñanza para la Comprensión proponía una estructura en cuatro apartados:
- Buscar tópicos generadores, es decir, temas (conceptos, periodos históricos, creaciones literarias, etc.) que resulten fértiles y fáciles de relacionar con otros temas más cercanos al alumno.
- Establecer metas de comprensión que concreten las expectativas en forma de listas del tipo «el alumno sabrá reconocer los factores que influyeron en … y encontrar similitudes con procesos similares».