Por Rafael Bisquerra
Tras abordar el concepto de la educación emocional y los contenidos de esta en entradas anteriores, hoy profundizamos en las aplicaciones de la educación emocional.
Las aplicaciones de la educación emocional se pueden dejar sentir en múltiples situaciones relacionadas con aprendizaje, gestión de conflictos, prevención y gestión de ansiedad, desarrollo de la tolerancia a la frustración, autoestima, construcción del propio bienestar subjetivo, etc.
Algunos aspectos más concretos de aplicación son las relaciones interpersonales, la motivación para el estudio, la educación para la ciudadanía, la comunicación efectiva y afectiva, toma de decisiones, orientación profesional, prevención inespecífica (consumo de drogas, violencia, anorexia, intentos de suicidio…), etc.
La educación emocional en la formación
Por ejemplo, por lo que respecta a la orientación profesional, estudios recientes han puesto de manifiesto la importancia de las emociones en el proceso de toma de decisiones. Hoy en día sería ingenuo pensar que las decisiones se toman solamente en base a factores racionales. Las emociones juegan un papel decisivo en el momento de elegir. De hecho, los intereses, las actitudes y las motivaciones son eminentemente emocionales. Este es solo un ejemplo de cómo la dimensión emocional afecta a diversos aspectos de la orientación y de la educación en general.
La educación emocional sigue una metodología eminentemente práctica (dinámica de grupos, grupos de discusión, autorreflexión, razón dialógica, role playing, relajación, juegos, etc.) con objeto de favorecer el desarrollo de competencias emocionales.
Un espacio apropiado para la educación emocional es la tutoría (Álvarez y Bisquerra, 1996-2001). En la hora de tutoría se pueden realizar múltiples actividades para el desarrollo de competencias emocionales, que además de permitir al alumnado que se lo pase bien aprendiendo, contribuyen a crear un buen clima emocional, prevenir la indisciplina y la violencia, y favorece la convivencia y el rendimiento académico.
Efectividad de los programas de edcuación emocional
La conclusión de las investigaciones sobre programas de educación emocional aplicados en distintos países, muchos de ellos resumidos en el Informe de la Fundación Marcelino Botín (2008), es que estos programas tienen un gran potencial para producir efectos positivos en la prevención y el desarrollo humano. Como consecuencia de las evidencias aportadas por las investigaciones, la falta de acción en educación emocional, o su rechazo, equivale a privar a la sociedad de oportunidades cruciales, científicamente contrastadas, para su desarrollo personal, social, emocional y académico.
Dada la situación actual del conocimiento sobre la eficacia de la educación emocional, los países y las Administraciones públicas ya no tienen excusas para no proporcionar los medios y el apoyo necesario a los centros educativos para que haya una implicación seria y rigurosa en el desarrollo de competencias emocionales. La privación de las oportunidades que presenta la educación emocional significa privar a la sociedad de ciudadanos con personalidades bien desarrolladas y equilibradas emocionalmente que puedan contribuir de forma significativa al bienestar social (IFMB, 2008).
Esto nos lleva a otro tema de interés actual: la educación para la ciudadanía.
Más información:
– Página del Informe de la Fundación Marcelino Botín