El presente mes he tenido la ocasión de visitar Singapur para profundizar en el conocimiento de algunos de sus aspectos educativos.
Esta entrada recoge una breve explicación sobre uno de los organismos que se consideran vitales, no solo para los buenos resultados que ofrece este país en las pruebas de valoración internacionales, sin que este sea el momento de valorar las mismas, sino también para desarrollar una educación con ciertos parámetros de calidad objetiva.
Dicho organismo se denomina Instituto Nacional de Educación (NIE, en inglés) de Singapur y lidera los programas de formación del profesorado, así como la investigación educativa. Fue fundado en 1950 y desde entonces ha tenido un papel fundamental para el desarrollo del potencial del profesorado.
Se trata de un Instituto autónomo dentro de un paraguas universitario, consciente de que la actual situación dinámica educativa les conduce a una constante redefinición del currículo, la mejora de las pedagogías y el refortalecimiento de una educación basada en valores.
El NIE trabaja, codo con codo, con los centros escolares, así como con el Ministerio de educación de Singapur. De esta forma puede proveer programas basados en evidencias investigadas, enfocados en la práctica y basados en valores. El triángulo de conexión entre los centros, el NIE y el Ministerio se considera el más valioso elemento del éxito educativo de Singapur.
El NIE desarrolla alianzas con otras instituciones para reforzar sus fortalezas, así como para compartirlas en un mundo global de recursos y expertos; Redes educativas crecientes con experiencia a lo largo y ancho de todo el mundo, que permiten entre otras actividades, acercarse a una pedagogía del s XXI, con un currículo multidisciplinar y una cartera de servicios de aprendizaje para desarrollar un profesorado con un pensamiento holístico.
Pasando a la opinión personal, parece objetivamente valioso ser capaz de llegar a acuerdos en terrenos educativos y trabajar de forma coherente, cuando todas las partes implicadas pueden participar en igualdad de condiciones al elaborarse lo que deben ser las líneas educativas de un país. Tener unas metas bien fundamentadas por los expertos en educación e investigar sobre los caminos que pueden llevar a ellas, con un amplio margen a la autonomía y hacer personal, parece un camino de éxito. La participación activa del alumnado, una base competencial, la reflexión poniendo el pensamiento crítico y autónomo como focos y una metacognición fuerte, son claves de un éxito incontestable.
Aunque…¡nada es perfecto! Pero eso, otro día.