Cada noche ocurre lo mismo. El padre de Carla tiene que insistir una y otra vez par que su hija se vaya a dormir.
-Por favor, Carla, vete a la cama. Ya son las nueve de la noche.
-Papá, anda, déjame acabar de ver la película…
-Carla, cada noche estamos con la misma historia. Lo siento, se apaga la televisión y te vas a la cama. Dentro de un minuto voy a darte el beso de buenas noches.
-Vale, recojo algunas cosas que tengo que llevar al colegio mañana y me meto en la cama- contesta Carla sin dejar de ver la televisión.
El padre de la niña, dándose cuenta de que su hija le está tomando el pelo, empieza a enfadarse:
-¡Pues venga, date prisa y recoge, que es muy tarde!
Darse prisa no es precisamente lo que está haciendo Carla, y su padre, harto, empieza a gritar:
-¿Te crees que soy tonto o qué? ¡Vete a la cama ahora mismo!
Al final, ¿qué ha conseguido el de Carla con su reacción? Discutir con su hija y que la niña se vaya a la cama demasiado tarde y además muy enfadada.
Si una misma situación se repite día tras día, probablemente sea necesario que cambiemos de estrategia.
¿Qué hacer ante el conflicto?
z Ignorar las protestas.
z Dejar bien claras las intenciones (en este caso, que el niño se vaya a dormir a las nueve).
z Crear una rutina agradable antes de irse a dormir (una pequeña charla, una lectura…).
z Advertir al hijo de las posibles consecuencias si no cumple con la norma de acostarse a las nueve.
z Si observas que generalmente no tiene sueño al acostarse, prueba a adelantar la hora de levantarse.