Hace ya varios años que en los centros educativos aparece frecuentemente el término “educación integral”. A veces, he preguntado qué significa eso y la respuesta, más o menos, ha venido a decir que significa “educar en todas las dimensiones de la persona”. Es fácil entender que el segundo intento de explicación me deja como el primero.
¿Qué es integral para usted, Sr. o Sra. directora? O bien, ¿cuáles son todas las dimensiones de la persona? Expresiones ambiguas que, en unas ocasiones, encierran falta de concreción y en otras, falta de “saber qué decir”.
Personalmente recurro al paradigma de las inteligencias múltiples para afinar con la definición de “educación integral”. Al apoyarme en un marco fácil de explicar y de entender, ya comenzamos a saber de qué estamos hablando. A partir de ahí, si estamos de acuerdo fenomenal y si no, igualmente bien, porque no estamos divagando, sino hablando en el mismo lenguaje.
Ahondando, por lo tanto, desde el paradigma mencionado ¿podría decirse que la educaciónde este país, en general, es integral?, ¿podría decirse que las leyes educativas y, de forma especial la última, han propiciado una educación integral?
Cuerpo y mente han tenido un trato desproporcionado en nuestro sistema escolar y, menos considerado aún ha podido estar el vínculo entre ambos. Hemos asumido que algunas materias son “Marías”, lo que actualmente significa “materias de poco valor y fáciles de superar”.
No. Sin ellas el desarrollo del ser humano está incompleto. No puede ser desarrollo integral aquel que minusvalora determinadas capacidades que, paradójicamente tantas emociones, aprendizajes y disfrute nos producen. ¿Por qué la música es una María?, ¿por qué lo son las Artes en general?, ¿por qué las áreas más modernas de “hacer” como la Tecnología y la Informática son “menos” que el resto?
Nuestra educación será más integral cuando las áreas matemáticas y lingüísticas se recoloquen donde deben estar y se acompañen, en un nivel parejo, con las cinestésico – corporales, visuales, espaciales, musicales, emocionales, naturalistas, digitales y trascendentes. ¿Se entendería mejor así lo que es educar a una persona en todas sus dimensiones?
Queda, no obstante, abierta la posibilidad de añadir o quitar. Que cada centro pudiera ofrecer un proyecto diferenciado nos daría más riqueza que la actual, donde el sistema parece dictar que todos deben enseñar lo mismo.