Por Begoña Ibarrola.

Andrés se encuentra un día un hada en el fondo de un río. El hada le ayudará a comprender que no puede estar siempre contento y hacer las cosas que le gustan. También le ayudará a descubrir que su emoción no depende del lugar donde se encuentre, sino que es un estado interior que depende mucho de él.

En este cuento se habla de … la alegría, de la tristeza y del miedo a lo desconocido.


Casi todos los veranos, Andrés iba al pueblo donde nacieron sus padres y allí se bañaba con sus amigos en el río y se lo pasaba muy bien.

Una tarde en la que estaba un poco triste, al sentarse en una roca con la mirada fija en el agua, vio que algo brillaba en el fondo. Metió la mano para sacarlo y se llevó una gran sorpresa cuando al abrirla apareció un hada muy, muy pequeña, con alas relucientes y brillantes.

–¡Hola!, no te asustes, soy el hada del río y me llamo Cantarina.

–Yo me llamo Andrés –dijo él mientras la miraba asombrado–. ¿Qué hacías bajo el agua?

–Soy la encargada de hacer que el río cante –dijo el hada–. ¿Y tú qué haces por aquí?

–Vengo con mis padres a este pueblo en vacaciones, cuando se acaba la escuela.

–¿Y te lo pasas bien aquí?

–Sí, estoy muy contento porque hago cosas que en la ciudad no puedo hacer. Allí me aburro mucho.

–¿Y qué cosas son esas?

–No tengo que ir a la escuela ni madrugar, me acuesto más tarde, me voy con mis amigos por ahí y juego a cosas muy divertidas.

–Y aquí, en el pueblo, ¿siempre estás feliz y contento?

–Bueno… siempre no.

–Y en la ciudad donde vives, ¿siempre estás triste o aburrido?

–Bueno… siempre no.

–Así que te das cuenta de que estar contento o estar triste no depende del lugar donde te encuentres… ¿no? –concluyó el hada.

–Pues sí, ahora me doy cuenta.

Andrés sentía curiosidad y decidió hacerle unas preguntas.

–¿Vives tú sola en el río?

–No, somos muchas hadas y cada una se encarga de una cosa. Yo me encargo de que el río cante, otra es la responsable de que el agua esté limpia, otra cuida a los peces que viven en el río y otra mantiene bonitas las piedras del fondo.

–¿Por qué no os he visto antes? Yo vengo mucho por el río…

–No siempre nos dejamos ver, pero hoy he decidido hablar contigo para averiguar qué te pasa. Cuando miras al agua, tu cara me dice que algo no va bien.

Andrés le contó al hada que no quería volver a la ciudad porque en septiembre entraría en un colegio nuevo y le daba un poco de miedo.

–¿Sabes? Yo tampoco estoy siempre en este río. A veces me encargan que vaya a otro río para que sus aguas canten. Al principio me preocupo y me pregunto si sabré hacerlo bien, si el río estará contento conmigo, si me encontraré a gusto en ese lugar… pero luego me pongo a cantar y se me olvidan las preocupaciones. Ya sabes que estar triste o contento no depende de un lugar.

–Pero a mí me gustaría estar siempre alegre y hacer sólo las cosas que me gustan… –dijo Andrés.

–Eso no es posible, Andrés. A veces estamos tristes; otras veces, contentos o enfadados, y a veces tenemos miedo. A veces hacemos cosas que nos gustan más y otras veces tenemos que hacer cosas que no nos gustan.

–¿Y qué puedo hacer para estar contento en el nuevo colegio? –le preguntó Andrés.

–Puedes hacer amigos y pasarlo bien a la vez que aprendes, pero ya sabes que unas cosas te gustarán más que otras, y unas tareas te resultarán más fáciles, y otras, más difíciles.

Sin pensarlo dos veces, Andrés le preguntó al hada con cara sonriente:

–¿Te gustaría venir conmigo a la ciudad? Yo te llevaría en mi mochila al colegio y, al escuchar tu voz, me animaría. ¿Qué te parece la idea?

El hada estiró sus preciosas alas y abrió mucho sus diminutos ojos, poniéndose de puntillas sobre la palma de su mano, y contestó:

–¡Me encantaría conocer la ciudad! Yo solo conozco los ríos, pero se lo preguntaré al hada Organizada, ella es la responsable de que se lleven a cabo todas las tareas, porque el río no debe dejar de cantar, ¿no crees?

–Por supuesto, pero puedes pedirle que se lo encargue a otra hada, ¿verdad?

El hada Organizada dio permiso al hada Cantarina para ir a la ciudad con Andrés y en su lugar puso a otra hada que estaba deseando cantar en el río.

Andrés ahora va contento a su nuevo colegio. Nadie sabe que lleva un hada en su mochila, aunque a veces sus compañeros escuchan una suave música que no saben muy bien de dónde viene. Es el hada Cantarina, que, con sus canciones, recuerda a Andrés lo que le dijo aquel día en el río: que estar contento o estar triste no depende del lugar, y que no puede estar siempre contento y hacer sólo las cosas que le gustan.

PROPUESTA DE ACTIVIDADES

  1. Pedir a los alumnos que pinten el hada Cantarina o el río donde vive el hada.
  2. Se forma un círculo con todos los alumnos y uno por uno van diciendo aquellos lugares en los que se sienten mejor, en donde más se divierten o donde más se aburren. Cuando contesten, preguntarles por qué se sienten así.
  3. Si pudieran pedirle un favor al hada, ¿qué favor le pedirían? ¿Les gustaría llevarla en la mochila al colegio? ¿Para qué?
  4. Andrés quiere estar siempre alegre y hacer sólo las cosas que le gustan. Preguntar a los alumnos si piensan que esto es posible.
  5. Se pueden inventar las canciones que canta el hada Cantarina en el río y cantarlas entre todos.
  6. Después de leer el cuento, hablar de los sentimientos y de cómo lo que sentimos no depende del lugar en donde estamos. Podemos estar en el circo, ver a los payasos y sentir miedo, aunque otros se diviertan mucho y sientan mucha alegría, o estar en una fiesta de cumpleaños y sentirnos muy tristes porque nuestra mejor amiga no ha podido venir. Que ellos pongan otros ejemplos donde sus amigos o compañeros sienten algo diferente de lo que ellos sienten.
  7. Cuando el hada Cantarina se pone a cantar se le olvidan sus preocupaciones. Pueden hablar de lo que es una preocupación y averiguar qué cosas les preocupan a sus padres, a sus abuelos, a sus amigos, etc.
  8. ¿Qué significa aburrirse? Pueden explicar lo que cada uno entiende y luego decir algún momento en que se aburrieron mucho.
  9. Se pueden inventar el nombre de otras hadas y la tarea que realiza cada una. Si en la clase vivieran algunas, ¿cómo se llamarían?, ¿de qué se encargarían?
  10. Continuar el cuento y hablar de las aventuras del hada Cantarina en la ciudad, viviendo con Andrés.

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