En un momento en el que los Estados están tratando de reducir el gasto público, la enseñanza se siente, una vez más, en peligro. Un estudio de la OCDE, Lo que EEUU puede aprender de los intentos más exitosos de reforma educativa, desvela que en los países con mejores posiciones en materia educativa como Finlandia, Japón, los Países Bajos o Canadá, los profesores gozan de un mayor estatus y están normalmente mejor pagados en relación a otros trabajadores. Pero también se puntualiza: “los países que han conseguido hacer de la docencia una profesión atractiva, normalmente lo han hecho no solo a través del sueldo, sino mediante la mejora del estatus de la enseñanza”.
El periódico The New York Times explora, a través de las opiniones de 13 expertos, los posibles caminos, aparte de la mejora de los salarios, para llegar a este objetivo.
Evaluación
Una de las principales vías a explorar es la de la evaluación docente: cuando uno se esfuerza en mejorar o se enfrenta a desafíos difíciles, espera ser recompensado. En lugar de eso, los profesores “encuentran su labor calificada como satisfactoria junto al 99% de sus colegas”, afirma Timothy Daly, del New Teacher Project. Un efecto reseñable de esto, además, es el que la organización a la que pertenece Daly ha denominado “efecto trasto”: las políticas educativas convierten a los profesores en partes intercambiables de una maquinaria que no tiene criterios para seleccionar a los mejores docentes. Esta intercambiabilidad de las partes afecta sobre todo al alumnado, que muchas veces asiste a un auténtico desfile de profesores desorientados en un puesto que siempre es nuevo para ellos.
Esta evaluación, señalan algunos, debe incluir la variable del rendimiento de los estudiantes al cargo del profesor. Una vez instaurados métodos de evaluación ajustados y fiables, sería posible acordar la responsabilidad y dificultad de algunos puestos con los salarios, además de tener en cuenta la calidad del desempeño para las mejoras salariales.
Desarrollo profesional
Otro motivo por el que los mejores alumnos descartan la docencia puede ser la falta de una carrera profesional definida, más allá de las mejoras salariales por años de servicio. Así, Zeke Vanderhoek, director de un colegio concertado, propone incentivar y facilitar el crecimiento profesional: observar y aprender de otros colegas, y dedicar tiempo y espacio para que los profesores, individual o colectivamente, reflexionen sobre su práctica docente o el trabajo de sus estudiantes.
Otra exigencia ineludible para mejorar el estatus de la profesión docente es la autonomía del profesor respecto al currículo, la evaluación, los libros de texto o el método a emplear. ¿Por qué deberían los estudiantes brillantes hacerse profesores, cuando sospechan que todo el mundo tomará decisiones respecto a su profesión excepto ellos mismos?, se pregunta Vern Williams, profesor de matemáticas.
La contrapartida de esta reclamada autonomía sería la mejora en la preparación del profesorado. Por un lado, una mejora significativa en los programas de preparación, y por otro, una mayor exigencia en el acceso al cuerpo de profesores. Como señala Kati Haycock, es necesario elevar el rigor y los requisitos para acceder a los programas de preparación, además de ajustar la relevancia de los parámetros empleados para la selección.
Todos estos puntos deberían servir para la mejora del estatus de la enseñanza, y por tanto para atraer, desarrollar y retener a mejores profesionales. Y todo esto sin hablar de salarios, aunque, incluso sin preguntarles, todos están de acuerdo en que son demasiado bajos.
Claves
Las soluciones propuestas pueden resumirse en cinco puntos clave:
- Autonomía. Aumentar la autonomía del profesor respecto al método, el currículo y los equipos directivos.
- Desarrollo profesional. Fomentar el desarrollo profesional a través de tiempos y espacios dedicados a la reflexión sobre la práctica docente, y establecer itinerarios para consolidar una carrera profesional a largo plazo.
- Evaluación. Instaurar métodos ajustados y fiables de evaluación del desempeño docente.
- Salario y rendimiento. Ligar los salarios al rendimiento y las responsabilidades asumidas.
- Preparación. Mejorar la preparación de los futuros profesores a través de programas adecuados y procesos de selección más relevantes.
Más información:
– Discusión original en el New York Times
– ¿Quién debe iniciar el cambio educativo?, en el blog La nueva frontera