La escuela debe enseñar a convivir y debe hacerlo de una forma programada, sistemática y explícita. Pensar en la convivencia en términos de aprendizaje consiste en definir qué competencias queremos que adquiera el alumnado, cómo conseguirlo y de qué manera evaluarlo.
Desde la lógica retributiva, el sistema educativo expulsa al alumnado que no se relaciona de manera adecuada. Eso supone un fracaso tanto para los excluidos como para quienes permanecen, ya que ninguno aprende a superar los conflictos y a convivir en armonía. En cambio, cuando concebimos la convivencia desde una lógica restaurativa la conectamos con la equidad. Las prácticas restaurativas son realmente eficaces para cohesionar grupos, comunicarnos de forma eficaz, resolver desacuerdos y construir comunidad.
El marco restaurativo es una oportunidad muy valiosa para repensar la convivencia escolar, para tener más en cuenta a la comunidad educativa, dar el protagonismo al alumnado, tejer redes de apoyo social, acompañar, cuidar y resolver conflictos, teniendo en cuenta las necesidades de quienes los sufren y de quienes los provocan. Es una magnífica herramienta para enseñar convivencia sin excluir, sin penalizar, pero exigiendo responsabilidad para afrontar la reparación del daño causado.
Sobre el autor
Juan de Vicente Abad es catedrático de orientación educativa, trabaja en el IES Miguel Catalán de Coslada y es especialista en temas de convivencia escolar y prácticas restaurativas. Ha escrito numerosas publicaciones y participado en el diseño de materiales audiovisuales sobre resolución de conflictos, interculturalidad y Aprendizaje Servicio. Obtuvo en el Certamen D+I de 2016 el premio al docente más innovador de España.
Complementa su trabajo en el centro con la formación de profesorado en diferentes comunidades autónomas y pertenece al equipo coordinador de la asociación Convives.
Primeras páginas de Convivencia restaurativa.