El profesor le pide a Marta que entregue un trabajo antes de irse a casa. Marta tiene la intención de terminarlo pero, preocupada por el examen de inglés, se olvida completamente del trabajo.
Cuando sale de clase, se presenta su profesor de matemáticas. Marta intenta explicarse, pero el profesor le interrumpe: “¡No me interesan las excusas! Tienes un suspenso”.
Una vez en casa, Marta habla con su madre y le comenta muy enojada lo que ha ocurrido.
Ante esta situación, ¿cómo podría reaccionar la madre de Marta ante el enfado de su hija?
Respuesta 1:
-¿Cómo te has podido olvidar de hacer los deberes de matemáticas? Eres un desastre.
Respuesta 2:
-¡Caramba, qué experiencia tan desagradable! Debe de haber sido duro.
Respuesta 3:
-¿Sabes qué podrías que hacer? Mañana a primera hora vas directa a ver al profesor, le pides disculpas y le das el trabajo terminado.
Si tienes suerte, te lo cogerá. Si, a pesar de todo, no lo acepta, piensa que al menos tendrá en cuenta que al final te has esforzado.
Respuesta 4:
-¡Mira hija, es lo que hay! Las cosas no siempre salen como uno quiere.
Si analizamos cada respuesta, nos daremos cuenta de los distintos sentimientos que podemos provocar según nuestra actitud de escucha y nuestra respuesta.
Lo primero que debemos hacer es intentar calmar a nuestros hijos. Si intentamos razonar cuando aún están demasiado ofuscados, solo conseguiremos realimentar su enfado.
>¿Cómo puedes reaccionar ante los enfados de tu hijo?
>¿Cómo influyen tus reacciones en sus emociones?
>¿Podrías mejorar tu actitud ante sus enfados? ¿Cómo?