Para educar emocionalmente a nuestros hijos, antes debemos conocer nuestra situación familiar, reflexionando sobre los distintos ámbitos que forman parte de nuestro día a día.
Nuestro papel como padres y madres está íntimamente relacionado con los demás ámbitos de nuestra vida, siendo necesario que exista una relación equilibrada entre los distintos aspectos de nuestra realidad.
El objetivo no es buscar la perfección, cosa que es imposible, sino intentar lograr la situación óptima teniendo en cuenta nuestras posibilidades y limitaciones. En definitiva, se trata de sacar lo mejor de cada uno para lograr el mayor bienestar familiar posible.
Para averiguar cuál es nuestra situación familiar actual, podemos realizar con nuestros hijos una dinámica llamada la rueda de la vida.
La rueda de la vida
Para realizar nuestra rueda de la vida, dibujaremos diez círculos concéntricos divididos en varias secciones.
A continuación, dibujaremos varios sectores que representarán distintos aspectos de nuestra vida. En este caso, haremos cinco bloques que representarán los siguientes aspectos:
z Familia: si nos encontramos valorados por nuestra familia y si el entorno familiar constituye un espacio de comprensión y apoyo.
z Trabajo: hasta qué punto está conciliada la vida laboral y familiar.
z Relaciones sociales: si consideramos que tenemos una vida social satisfactoria.
z Ocio: si durante nuestro tiempo libre realizamos actividades que favorecen las relaciones familiares.
z Colegio: hasta qué punto existe una adecuada comunicación y coordinación entre la familia y el colegio.
Habrá familias para quienes las áreas mencionadas anteriormente sean representativas. Sin embargo, otras necesitarán añadir o eliminar categorías. Nuestra “rueda” debe ajustarse a las particularidades de nuestra casa.
Una vez establecidas las distintas secciones, marcaremos en qué nivel de satisfacción nos encontramos en cada una de ellas. Puntuaremos del 1 al 10 cada uno de los ámbitos, siendo 10 el nivel mayor de satisfacción y 1, el nivel menor.
Después, colorearemos de un color distinto al sector en el que nos encontremos el nivel de satisfacción que desearíamos alcanzar en cada área de aquí a un año (o cualquier otro plazo de tiempo que se considere conveniente).
Una vez completada nuestra “rueda de la vida”, decidiremos en qué y cómo queremos mejorar. Para ello, seleccionaremos las áreas que más nos interesan y nos fijaremos algunas metas.
Esta misma actividad se puede realizar sobre aspectos concretos. Por ejemplo, podemos hacer una rueda centrándonos en nuestras relaciones sociales (relaciones con los amigos, convivencia con los vecinos, etc.).